El primer vuelo de ese avión experimental terminó mal. El avión, que pesa alrededor de 2.5 kilos y tiene una envergadura de 4.8 metros, voló de manera constante, pero los investigadores no pudieron controlar la potencia lo suficientemente rápido que siguió avanzando hasta que se estrelló contra la pared del gimnasio. El vuelo de prueba, realizado en diciembre pasado en el MIT, duró unos 15 segundos.
“Eso es lo que llaman un viaje emocional: comenzar con un vuelo exitoso y terminar con un montón de aviones”, señaló Steven Barrett, profesor de ingeniería aeroespacial del MIT.
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Los investigadores reconstruyeron el avión y luego volaron nueve veces más. Recientemente, Barrett y sus colegas publicaron en la revista Nature lo que algún día podría verse como un gran avance en materia aeronáutica. Han inventado un avión de estado sólido.
Funciona con electricidad a partir de baterías. No hace ruido. No genera escape. Su sistema de propulsión no tiene partes móviles. No tiene hélices, ni turbinas, ni siquiera una goma retorcida.
Barrett declaró a la prensa que se inspiró en Star Trek y los elegantes viajes de la nave estelar Enterprise. Dijo que es un Trekkie y que hace aproximadamente una década, cuando comenzó a reflexionar sobre nuevas formas de propulsión de aviones, imaginó que en el futuro debería haber “aviones que vuelan en silencio sin partes móviles”.

Eso lo llevó a él y a sus colegas a un concepto llamado “viento iónico”. Los investigadores utilizaron baterías y un convertidor de potencia innovador para crear un campo eléctrico a lo largo de un cable fino.
Tal y como se explica en un comentario de Nature de Frank Plouraboué, un científico senior en mecánica de fluidos en la Universidad de Toulose en Francia, el campo magnético agita los electrones libres y los hace chocar con las moléculas de aire y las ioniza, lo que genera más electrones, lo que lleva a más colisiones. Eso genera una reacción en cadena dando como resultado el envío de moléculas de aire en un “viento iónico” que fluye hacia una estructura llamada colector.
Todo esto se había imaginado hace medio siglo, pero se consideró poco práctico para crear un avión. La generación del viento iónico era simplemente demasiado ineficiente. Pero Barrett y su equipo han logrado varios avances en la última década. Uno de los principales fue el desarrollo del convertidor de potencia que les permitió aumentar el voltaje de las baterías a niveles extremadamente altos.
Redacción Contexto Diario
Fuente: The Washington Post